La mañana anuncia el tren de la esperanza
Y su viento gélido
Comparte una bocanada de soledad rara.
Algunos fantasmas se plantan en la entrada
Algunos fantasmas se plantan en la entrada
Y frente al ventanal
Mariposas y flores
Se miran deslucidas.
Una y otra vez
Buscan sobre el camino de la entrada
El cantar del cuerpo amado.
Pero al regalo de los luceros
Se vuelven perlas saladas
Y las horas se humedecen al arropar su caída
Las sombras aparecen
Como no queriendo avanzar
Mientras mira los latidos desbocados...
Pero es imposible detener la claridad
Las sombras aparecen
Como no queriendo avanzar
Mientras mira los latidos desbocados...
Pero es imposible detener la claridad
Sólo un deseo germina
Sobre la sangre de la esperanza.
¡Corazón ciego!
Que disfraza su palpitar potro
A una cascada de mañana.
A una cascada de mañana.
Sin saberlo, filosofa entre sus heridas
El río de su pensamiento bueno...
Antes que perder la esperanza de abrazar
El cuerpo de su amada.
El cuerpo de su amada.